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En un 17% aumentará, en la siguiente década, la Enfermedad Renal Crónica en todo el mundo. Actualmente, más del 10 % de la población mundial sufre de este daño y según la Organización Mundial de la Salud, éste es un tema de salud pública que debe tratarse con urgencia.

Según el último estudio de la Sociedad Chilena de Nefrología del año 2014 existen en Chile 18.160 pacientes enfermos renales en terapia sustitutiva renal hemodiálisis y cerca de mil en diálisis peritoneal; es decir que sólo en terapias de diálisis existen cerca de 20.000 personas sin contar las que se encuentran en etapas tempranas de la enfermedad y que aún no llegan a los tratamientos sustitutivos como lo son la diálisis o trasplante.
En el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la epidemia mundial de tabaquismo del año 2013, se concluye que el tabaco mata cada año a casi 6 millones de personas siendo más del 80% de estas muertes en países de bajos y medianos ingresos. En Chile, según la última Encuesta Nacional de salud el 40% de los chilenos fuma, siendo esta una de las principales causas de muerte en el país.

Durante años el tabaco se relacionó principalmente a enfermedades pulmonares, cardíacas y vasculares, no existiendo inicialmente una clara evidencia científica que fumar podía producir daño renal. Sin embargo, el año 2003 se publica el estudio Noruego HUNT 2, el cual realizó un seguimiento durante 10 años, a más de 60.000 personas; este concluyó que un sujeto que fuma 20 cigarros día por 15 años tiene 9 veces más riesgo de tener insuficiencia renal crónica que un sujeto no fumador.

Es así como desde el año 2003 la comunidad nefrológica mundial incluye el tabaco junto a la diabetes, hipertensión y el envejecimiento, dentro de los factores de riesgo de progresión y de iniciación de la Enfermedad Renal Crónica.

«Algunos de los posibles efectos nefrotóxicos que el tabaco produce a nivel renal son las Alteraciones hemodinámicas, como son el aumento de la presión arterial sistémica y de la resistencia vascular renal; Alteraciones no hemodinámicas, como activación de factores de crecimiento», señaló la doctora Patricia Herrera, Integrante del Directorio de la Sociedad Chilena de Nefrología.

Es así como estas alteraciones producto de la inhalación del tabaco, llevan a hipertensión glomerular, daño vascular y fibrosis intersticial, lo que se traduce en un daño histológico que se ha evidenciado incluso en biopsias de fumadores supuestamente sanos, y que se caracteriza por engrosamiento de las arteriolas renales (llamada hiperplasia miointimal), glomeruloesclerosis y fibrosis y atrofia tubular.

«Lo más importante es reconocer que el tabaco es un factor de riesgo prevenible y que los efectos beneficiosos del cese del hábito tabáquico están bien establecidos, tanto para reducir el riesgo de progresión de enfermedad renal crónica, como el de enfermedad cardiovascular y el riesgo de muerte que conlleva esta adicción. Deben existir, tanto políticas públicas que lleven a desincentivar el hábito tabáquico, como políticas de salud que establezcan tratamientos multidisciplinarios para personas que ya son adictas a él», señaló la doctora Herrera.

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