“Arte vida”, el nuevo y póstumo libro que reúne el trabajo realizado por Fidel Sepúlveda a lo largo de varias décadas de estudio e investigación, viene a reactualizar esa vieja aspiración romántica de borrar las barreras entre realidad concreta y creación, fundiéndolas en un solo gesto. Porque tal vez como pocos, Fidel Sepúlveda logró consagrar su existencia al rescate y difusión de las más diversas expresiones culturales del Chile profundo, relegadas muchas veces a un ámbito menor -cuando no peyorativo- de valoración. Manifestaciones inmateriales, traspasadas muchas de ellas oralmente, portadoras de la más genuina identidad del habitante anónimo, y que justamente encuentran su origen y sentido en la realización cotidiana de la comunidad. Vida que se entrega al arte, arte que surge de la vida.
Transportándonos a los patios del Campus Oriente durante los sombríos años ochenta, Cristian Warnken trazaba en su alocución una perfecta semblanza de Fidel Sepúlveda. Hombre humilde y sencillo, el sabio profesor se esmera por revelar ante una soberbia juventud -embriagada de París y vacío intelectualismo- el mudo corazón del bosque, el canto de los ríos, las décimas, la grandeza y profundidad de las tradiciones populares que perviven junto a todos nosotros, porque cual Ulises que regresa a Ítaca, Fidel Sepúlveda jamás olvida su pueblo natal, Cobquecura, lugar donde todo comienza y todo termina. Fueron las de Warnken palabras de un discípulo agradecido que luego de muchos años logra entender la verdadera lección del maestro.
Y si el alumno no podía estar ausente, tampoco podía estarlo un compañero de ruta. Así, fue Andrés Gallardo Ballacey, notable académico, lingüista y creador, el encargado de tomar la palabra. Colega y amigo de toda una vida, Gallardo destacó la disciplina y la pasión vertidas en la obra de Sepúlveda. Rigor para abarcar y recoger la diversidad cultural de un pueblo, pasión para transmitir a las nuevas generaciones el patrimonio de un tiempo remoto y esencial. Conocedor del arte poético y de cómo fondo y forma se entrelazan, en su despedida Andrés Gallardo rinde el mejor de los homenajes al autor, recitando sentidas décimas, perfecta síntesis respecto al legado de Sepúlveda.
Los acordes de Natalia Contesse en guitarra y Camila Vaccaro en acordeón fueron el corolario para un bello lanzamiento. Distribuye Liberalia en una cuidada edición.
Acerca del autor
Eduardo Montalbán Marambio, el Licenciado en Letras (UC) y Magister en Literatura ( U.CH)