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Días tras día muchas veces nos preguntamos: ¿Cómo orientar a nuestros alumnos y alumnas en el proceso de enseñanza-aprendizaje tanto en los aspectos cognitivos y afectivos en la sala de clases?

Argumentos teóricos para esta magna interrogante hay bastantes, mas en la práctica pedagógica, por lo general, es deficiente debido a que no existe un procedimiento estandarizado en como materializar dichas concepciones teóricas. Es así como el Ministerio de Educación nos convoca a todos los profesionales de la educación -y en especial a los profesores y profesoras jefes de grupo-curso- a ser parte de esta gran tarea. De modo que estructurar los conceptos de conocimiento, habilidades y actitudes en cada niño y niña es un desafío permanente del docente, con la finalidad de guiar y mediatizar el aprender a convivir con la cotidianidad del otro. Para ello, es necesario crear espacios de diálogo entre los educandos y de que éstos puedan ser protagonistas de lo que piensan, por medio de la opinión empírica y, a su vez, constituir entre sus pares un espíritu crítico, por lo que el modelo Círculo de Confianza responde a esta urgente necesidad de crecimiento y desarrollo personal de los jóvenes, es decir, una propuesta muy interesante de aplicar en el aula.

¿Qué es el Círculo de Confianza y cuál es su práctica?

Definiremos Círculo de Confianza como un modelo que proyecta una forma de ser y de vincularse colectivamente entre las personas que participan de él. Recordemos que desde tiempos remotos los seres humanos ya sociabilizaban en una figura circular como: sentarse alrededor del fuego para calentarse, compartir alimentos, festejar logros a través de los bailes, reparar herramientas de casería, resolver problemas cotidianos, entre otras. El círculo constituye espacios primordiales para la comunicación directa e igualitaria, en la que nos sentimos integrados y subsanamos los conflictos entre los que estamos presentes y, más aún, evaluamos decisiones para planificar un futuro con una mejor armonía.

De la teoría a la práctica en el Aula

En las horas pedagógicas de Orientación, el profesor o la profesora invitan a sus estudiantes a que muevan el mobiliario hacia las murallas, y les solicita que tomen su silla y formen un círculo en el centro del aula. Por lo general, los alumnos y las alumnas expresan un desanimo al recibir órdenes, ya que para superar este paso el docente debe expresar estímulos de alegría y energía, un ejemplo de ello: es ayudar a los escolares a colocar las sillas cantando. Una vez sentados los alumnos y alumnas y el profesor o profesora, este último les indica que entre todos debemos crear normas para que exista dialogo, y que todo lo que se comente o se converse en el Círculo de Confianza es para solucionar conflictos y tomar decisiones importantes como grupo-curso.

Un caso verídico de ello, lo ha realizado el profesor Frenando Jiménez Larenas junto a sus alumnos(as) en la Escuela República de Grecia de la comuna de Talagante, el cual manifiesta: «Teniendo presente el Programa de Estudio de Orientación por el Ministerio de Educación, el Programa Habilidades para la Vida y el Manual de Convivencia Escolar, apliqué en mi práctica pedagógica el modelo Círculo de Confianza, actividad que realizo cada día viernes desde las 13:50 horas a 15:25 horas. En cada círculo, aprendo algo nuevo de mis alumnos(as) y puedo conocerlos más, hablamos temas interesantes: valores, experiencias de vidas, anécdotas que le suceden a diario, y solucionamos entre todos los conflictos que tienen entre pares. Estoy seguro que tanto ellos como yo, esperamos el día viernes para seguir charlando en un espacio que es sólo nuestro.»

En síntesis, el modelo Círculo de Confianza aparece como una nueva forma de dialogar, en donde la individualidad, lo diverso y la subjetividad marcan un lugar preferencial para comprender en el mundo que estamos inserto y, por ende, nos damos cuenta que somos sujetos históricos que creamos nuestra historia en el mundo, por medio de los valores y actitudes. Para ello, el rol del mediador o mediadora es una pieza angular para formar a tantos alumnos y alumnas que necesitan aprender a comunicar y más aún a cómo expresar lo que sienten y cavilan.

Acerca del autor :
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Francisco Díaz es profesor,escritor y magister (c) en Educación ( USACH)

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