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Podría entenderse la reflexión del Frente Amplio, respecto de la segunda vuelta presidencial del próximo domingo 17 de diciembre como adivinar “de que color es el caballo blanco de Napoleón”, pero también en medio del natural y legítimo jolgorio que les ha provocado el resultado de las últimas elecciones parlamentarias y la de su abanderada presidencial, resulta digno de todo reconocimiento, el que arriben a conclusiones tan macizas cuando señalan “que los votos no les pertenecen y que la gente está en libertad de acción”.

Claro de un modo simple se puede entender esta sana lógica en el sentido que cada elección es una nueva concursabilidad, por la adhesión de los electores que se manifiesta en su preferencia a través del voto, y claro así como resulta sano y natural aceptar que los votos no son pertenencia de un conglomerado en particular, con el mismo razonamiento se puede explicar que una elección se pierde o se gana por uno, por mil, cien mil o un millón de votos, de modo que al término de un acto eleccionario hay ganadores y perdedores, al margen que alguien pueda sentir que las derrotas exhalan aromas de triunfo, lo que podría entenderse en otro tipo de análisis, en las que se examine con más detención, las emociones, las compulsiones , las obsesiones , los deseos etc.

Pero volvamos sobre la propiedad privada de los votos, y nada más justo que apreciar la postura de una parte de los movimientos y partidos que conforman el Frente Amplio, en términos de respetar la propiedad privada, de algo que ciertamente no les pertenece, como son las preferencias de los electores y entonces el protagonismo de esta segunda vuelta será resuelto por los ciudadanos enfrentados a dos opciones que según las reglas de nuestra democracia, con todas sus imperfecciones, se ganaron en las urnas este derecho y serán por consiguiente Alejandro Guillier y Sebastián Piñera. Con sus respaldos políticos de base, los que concursarán por el voto ciudadano.

Después de esta segunda vuelta entonces, nuevamente siguiendo este análisis, habrá seis, diez o catorce millones de votos, que en nuevos actos eleccionarios deberán nuevamente concursarse, porque su propiedad se habrá extinguido el domingo en la noche o cuando más el lunes por la mañana siguiente a la elección.

Es tan significativo esta conclusión del FA, que en realidad resulta entendible declarar libertad de acción a sus votantes, que en buenas cuentas equivale a reconocerles la libertad de sus actos de conciencia, y por tanto pone pie forzado a eventuales exigencias que haya podido hacer el FA a la candidatura de Guillier, para que aprobara alguna de sus ideas programáticas a cambio de votos, aquí podría surgir una ´primera grave inconsecuencia , ya que al no ser dueños de los votos, ni mucho menos de la conciencia de sus votantes ocasionales, mal podrían comprometer lo que no tienen a cambio de acelerar alguna reforma, eliminar sistemas que funcionan por décadas, mejorar al día siguiente las pensiones , la salud etc., incluso en esta suerte de oferta y demanda por votos, quizás hubiese sido más fácil negociar con el candidato de derecha, de lapicera más rápida para prometer y firmar negocios.

Si llama el FA, a no votar por Piñera, uno debiera admitir esta consigna como el triunfo de la fuerza interior más progresista del Frente que supera a los liberales que en él conviven, lo más justo habría sido que por apego a la doctrina de respeto a la conciencia y libertad individual de sus votantes hubiese llamado a no votar por ninguno o por uno de los candidatos en carrera, ya que alguna vez pueden – si los electores los vuelven a reconocer-, necesitar hacer mayorías de gobernabilidad en el parlamento o en otras jornadas eleccionarias., salvo que aspiren a un movimiento de lobos esteparios de la política.

Entonces como corolario siguiendo esta trayectoria de pensamiento, las elecciones del domingo serán definidas por Usted, señor ciudadano por Usted Sra o Srta ciudadana, y los votantes dividirán sus preferencias por una o por otra de las opciones, porque en el voto, no aparecerá siguiendo la lógica del FA, una pregunta de respuesta abierta que le invite a argumentar porqué no vota por ninguno con énfasis en la negación de uno, sin que en ello importe votar por el otro.

Lo más claro es que una vez conocidos los resultados, tendríamos que en un acto cívico y ciudadano sublime, celebrar y brindar por don Alejandro o Don Sebastián, en la plaza Italia en nuestras comunas, barrios o condominios, cualquiera sea el ganador, porque habrán ganado los ciudadanos, la democracia y mejor aún ya nuestros votos y nuestras conciencias se habrán una vez más liberado y nadie será dueño de nada.

El confeti los cantos y las alegorías de quién triunfe, deberían acompañar un agradecimiento en el discurso del triunfador, que imaginamos debería comenzar diciendo “Soy Presidente electo, gracias al voto de los ciudadanos y ciudadanas”

FUENTE : www.maipuonline.cl

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