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Está de moda y se utiliza comúnmente la frase “para quienes resulten responsables”, nuestro poeta Nicanor Parra también la utiliza en sus artefactos.

Ahora, perfectamente, esta manida frase se podría aplicar al SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad de la Educación), adorado y ahora, muy cuestionado.

Los resultados buenos, malos o regulares generan un necesario debate al interior de las comunidades educativas y a nivel nacional. Se elaboran causales de resultados y buscan responsables.

La tabla y gráfico que contiene los puntajes SIMCE obtenidos por los octavos años básicos de los establecimientos dependientes de CODEDUC, se puede establecer que, sobre un universo de 25 establecimientos, 13 lograron subir su promedio en relación a mediciones anteriores, lo que representa un 52%, 8 no tuvieron variaciones significativas lo que representa el 32% y 4 establecimientos presentaron bajas significativas en sus puntajes, lo que representa el 15% del total de la muestra. Junto con lo anterior, podemos observar que el promedio corporativo presentó una variación significativa positiva de 5 puntos en relación al promedio obtenido en el año 2011.

De acuerdo a la metodología de puntaje de corte, 14 establecimientos presentan un estándar de aprendizaje insuficiente, 9 establecimientos presentan estándar de aprendizaje elemental y 2 establecimientos presentan estándar de aprendizaje adecuado. Como sistema se presenta estándar de aprendizaje elemental.

SIMCE CODEDUC RESULTADOS 2013


Contexto Proceso SIMCE

Como explica la Agencia de la Calidad de la Educación; el Sistema Nacional de Evaluación de Resultados de Aprendizaje (SIMCE) fue fundado en 1988 con el objetivo de institucionalizar diversas iniciativas en el ámbito de la evaluación que venían desarrollándose en nuestro país desde los años sesenta. En esa década, se aplicó la primera Prueba Nacional para medir los logros de aprendizaje de los estudiantes chilenos y más tarde, en el año 1982, se instauró el Programa de Evaluación del Rendimiento Escolar (PER).

Posteriormente, en el año 1985, se fundó un Sistema de Evaluación de la Calidad de la Educación (SECE), a través del cual se analizaron los datos recogidos por el PER. Durante casi dos décadas, se buscó aportar información para el proceso de desarrollo curricular, disponer de parámetros para mejorar la asignación de recursos, contribuir a mejorar la calidad educativa, a través de la descentralización de las responsabilidades, y entregar una señal explícita al sistema educacional acerca de los objetivos de aprendizaje considerados como fundamentales por el Ministerio de Educación.

Con la creación del SIMCE, en el año 1988, se instaló en el sistema educativo chileno una evaluación externa, que se propuso proveer de información relevante para su quehacer a los distintos actores del sistema educativo. Su principal propósito consiste en contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad de la educación, informando sobre los logros de aprendizaje de los estudiantes en diferentes áreas de aprendizaje del currículo nacional, y relacionándolos con el contexto escolar y social en el que éstos aprenden.

Desde el 2012, el SIMCE pasó a ser el sistema de evaluación que la Agencia de Calidad de la Educación utiliza para evaluar los resultados de aprendizaje de los establecimientos, evaluando el logro de los contenidos y habilidades del currículo vigente, en diferentes asignaturas o áreas de aprendizaje, a través de una medición que se aplica a todos los estudiantes del país que cursan los niveles evaluados.

Además de las pruebas referidas al currículo, también recoge información sobre docentes, estudiantes, padres y apoderados a través de cuestionarios. Esta información se utiliza para contextualizar y analizar los resultados de los estudiantes en las pruebas SIMCE.

¿Para qué sirven los resultados de las pruebas SIMCE?

Los resultados de las pruebas SIMCE entregan información de los Estándares de Aprendizaje logrados por los estudiantes en los diferentes niveles de enseñanza y complementan el análisis que realiza cada establecimiento a partir de sus propias evaluaciones, ya que sitúan los logros de alumnos en un contexto nacional.
De este modo, los resultados de las pruebas SIMCE aportan información clave para que cada comunidad educativa reflexione sobre los aprendizajes alcanzados por sus estudiantes e identifique desafíos y fortalezas que contribuyan a la elaboración o reformulación de estrategias de enseñanza orientadas a mejorar los aprendizajes.
¿Qué ha sucedido con el SIMCE?

Sabemos que la medición educativa, como cualquier herramienta, no tiene valor en sí misma. Por ello, analizar el SIMCE como si fuera sólo un instrumento solo confundiría más el tema. El SIMCE, con su desarrollo en el tiempo, se fue convirtiendo es un sistema de medidas concebidas para presionar a las escuelas a operar en torno a puntajes que sirvieron para elaborar rankings, categorizar a las escuela y segregar a los estudiantes.

Así, en muchas escuelas de nuestro país, la vida se ha organizado en torno a esta prueba. Se aumentan las horas de los subsectores curriculares medidos, en desmedro de otros que no lo son y, de pronto, la matemática es más importante que el arte, sólo porque la primera asignatura se mide, entonces las actividades extraprogramáticas se eliminan o se cambian en función del SIMCE.

El problema no es, entonces, el instrumento. No se trata de cuáles o cuántos subsectores mida el SIMCE, ni de sus virtudes o debilidades psicométricas. Más bien, se trata de ponderar en su justa medida el proceso SIMCE, como un indicador que en conjunto con otros indicadores, permiten tener una visión integral de la gestión pedagógica que se desarrollan en nuestros establecimientos educacionales.

Resulta evidente entonces que el SIMCE consigue mostrar algo acerca del desempeño de los estudiantes, sin embargo, no logra dar cuenta de varias otras dimensiones del proceso educativo, tanto o más importantes, como por ejemplo la relación de los niños entre ellos, con sus profesores, con sus familias, el ser social, ser ciudadano.

Por lo expuesto en el análisis anterior, el Ministerio de Educación anunció que bajará la frecuencia y número de pruebas SIMCE, reduciendo los cursos evaluados y transformando en muéstrales algunas de las mediciones que se aplican a todas las escuelas, respondiendo así al malestar que generó la recargada agenda de evaluaciones aprobada el 2011 y la polémica que levantó un grupo de expertos que pedía poner “Alto al SIMCE”.

En consecuencia, el análisis del proceso SIMCE y sus resultados obtenidos por los establecimientos educacionales municipales dependientes de CODEDUC se realizará bajo un enfoque técnico cuantitativo a la luz de la metodología de medición del proceso SIMCE (Teoría de Respuesta al Ítem – Metodología de puntaje de corte), en el entendido que el proceso SIMCE está siendo revisado por una comisión de catorce expertos que convocó el Ministerio de Educación.

Fuente: Datos del PADEM 2015 en proceso por la CODEDUC

Sobre el autor :
Carlos Jara Garrido es Profesor de Estado en Educación Musical, Magister en Educación,Músico y compositor musical, Profesor en el Colegio Carolina Llona , Liceo Municipal de Maipú y Concejal de Maipú.


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