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Juv, 01.07.2021

La Pileta de la «Plaza de Maipú» : El regreso

Cuando se  demolió la Pileta  de la «Plaza de Maipú»  el año 2016 y leer muchos comentarios en la red Facebook , perfectamente pude darme cuenta de la valoración que la gente otorga a ciertos hitos o hechos del paisaje urbano. Predominaban en el ciberespacio las añoranzas que señalaban a la pileta como el típico lugar de reunión; algunos le atribuían a esta un altísimo valor patrimonial (hecho razonable, puesto que los ciudadanos suelen otorgar valor a un rincón de esta naturaleza); aun así, no eran pocos los cibernautas que recriminaban el lamentable actual estado del sitio, convertido en un lugar feo, con rayados de todo tipo y carente de agua, por lo que era difícil reconocer aquella construcción como una pileta.

A la hora de las culpas, casi todos atribuían negligencia a las autoridades municipales y las responsabilizaban de su destrucción, específicamente al alcalde. Algunos más desinformados, seguramente recién llegados, hablaban de la destrucción de la Plaza, aunque lo cierto es que ese espacio en el cual se ubicaba la pileta nunca ha sido una plaza, por más que la gente se esmerara en llamarlo así.

Cuando fue fundado, Maipú no tenía plaza y su estructura urbana no tenía el plano cuadriculado o de  tablero de «Damas», como la mayoría de las ciudades, razón por la cual hoy en día es tan caótico su flujo vehicular. En consecuencia, sin plaza existente, tampoco podía existir pileta.

 

Debido a que esta demolición ha dado para todo tipo de comentarios, analistas y opinologos han preguntado de cuándo data esta obra, y han hecho un llamado a los “rescatistas” del patrimonio maipucino a que den una respuesta.

En Maipú, dicho sea de paso, pululan los “rescatistas” del patrimonio. Para qué, digo yo, si el patrimonio está ahí, a la vista, nos rodea y acompaña en el día a día.

No hay necesidad de rescatarlo; solo hay que conocerlo, dimensionarlo y respetarlo, tal como lo hace el Atlas oficial de Maipú, estupenda y valiosa publicación, en donde no aparece siquiera consignada la instalación de la popular pileta, lo cual indica que esta fue una obra de hermoseamiento más, en la gestión de un dinámico alcalde.

La mentada pileta solo data de la década de los 80 y fue una obra de hermoseamiento inaugurada por el alcalde Gonzalo Pérez Llona. Recalco esto, porque a la hora de crear mitos ,los maipucinos ,somos casi insuperables. No vaya a ser que algún afiebrado imagine que ahí se refrescaron los soldados del ejército unido de Los Andes, tal como se ha dicho respecto del célebre pimiento*, centenario árbol en donde O´Higgins y San Martín amarraron, según el delirio colectivo, a sus fieles caballos. (1)

En la prensa local del año 1979, específicamente en el Periódico Maipú, cuyo jefe de crónica era el destacado maipucino  Jaime Mallea, se realizó una campaña en contra del comercio y los kioscos que se habían instalado ahí (¿cuándo no?).

El Alcalde Gonzalo Pérez Llona erradicó los kioscos, despejó el lugar y anunció que ahí se iban a realizar obras de hermoseamiento, instalando una pileta de agua. 

En paréntesis, ningún alcalde de la era posdemocrática ( ni Silva, Sepúlveda, Undurraga y Vittori) ha podido dar una solución  a la invasión de puestos de comercio de todo tipo legal e ilegal  que se constituyen actualmente en el backstage de «flaites» y lanzas que pululan y agobian  en especial al comercio legal  establecido , dueñas de casas que transitan por el sector con sus carteras o «chaucheras»bien amarradas a su cuerpo y trabajadores que regresan de sus trabajos.

Existe la promesa de las actuales autoridades municipales  de terminar con esta plaga comercial ambulante. La vereda  entre las calles Monumento y Av. Pajaritos  es un persa local,en el sector en el cual el  suelo urbano es el que tiene mayor valor.

En suma, y volviendo al presente, la pileta fue destruida o demolida para permitir el avance de los trabajos que mejorarán el proyecto TranSantiago, magna y triste obra que perdurará por los tiempos en la acomodaticia memoria del chileno. Pero a no decaer, pues las autoridades encargadas de este elefante blanco han prometido que todo lo demolido, y que tenga significado, será restituido. Ojalá que al menos esta promesa, señor te rogamos, sea cumplida.

Y la promesa se cumplió con una derivada, no se instaló en el lugar original , sino que en la confluencia  de las calles 5 de abril y Monumento.

Probablemente razones de sana planificación urbana llevaron a las autoridades a designar este nuevo lugar para la instalación de la pileta,que por lo demás no implicaría ningún atentado patrimonial, puesto que la pileta fue obra de hermoseamiento urbano para resaltar una esquina principal  y sin comercio ambulante por el alcalde Gonzalo Pérez Llona y ni siquiera  formaba parte del diseño  y arquitectura de una Plaza Mayor, puesto que no existía ,ni existió en ese punto.

La gran valoración proviene del colectivo  puesto que allí generaciones  la utilizaron como punto de encuentro y citas. Asumió una función similar a la del «pilucho» del Estadio Nacional.

Asimismo  en ese punto, existió y existe un Kiosko que asumía las veces de oficina de colocación de trabajo, especialmente en la década de los 80, cuando la desocupación en la época de la Dictadura ,tuvo niveles muy altos

 

(1)* Sobre el pimiento, fue bastante usual que se le cambiase el nombre al árbol, identificándolo con especies distintas. En una crónica de la época, lo catalogan de Encino; en un comentario de ayer, lo bautizaron como Espino; y hasta un ex concejal, en plena sesión, habló del “Comino”. Desde luego, no dejaré en evidencia a dicha autoridad, por lo que solo voy a dar las iniciales del ex concejal del PRI, José “Pepe” Ruiz.

 

https://www.facebook.com/maipu del Recuerdo

 

By Camilo Montalbán Araneda

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