RELATOS SOMBRÍOS DEL ACONTECER COMUNAL
UN EXTRAÑO JEFE DE EDUCACIÓN
Esta crónica la escribí el año en Julio de 2010, y forma parte del Libro Crónicas Históricas y Patrimoniales de Maipú que se encuentra en edición, y es el relato casi completo de primera fuente puesto que por tratarse de un tema ocurrido en el sistema educacional maipucino, en los cuales estuve muy cerca de sus protagonistas.
Han transcurrido más de 30 años y el dramático caso del joven estudiante de enseñanza industrial de la comuna de Maipú, JOSE FLORES ARAYA, viene a la memoria sea por la prisión y condena de la cúpula de los organismos represores del dictador, sea porque muchos están vivos y con remordimientos de conciencia por su complicidad o por su silencio, sea porque muchas conductas de conocidos dirigentes o vecinos actuales durante la noche negra de la dictadura de Sepúlveda guardan relación o similitud con las conductas de muchos en la época de Pinochet.
La Escuela Industrial Cuatro Álamos de Maipú fue el escenario. Otrora colegio fiscal, una mañana de agosto de 1974 ingresó con fuerza y seguridad el teniente Haroldo Latorre Araya a las oficinas del Director del establecimiento, Luis Figueroa, ya fallecido. Este Director recién había llegado a hacerse cargo de ese establecimiento. Provenía de Calama y, precisamente, tenía un hermano militar con el grado de teniente coronel. Estaba acostumbrado al trato uniformado. El teniente Latorre en esa época era el interventor de todos los establecimientos
educacionales de Maipú. Pertenecía a una conocida familia de Maipú, sus padres profesores habían fundado el Instituto O”Higgins y quizás por eso sus superiores lo nombraron interventor militar. Normalmente acudía a los colegios de la comuna, reunía al personal, lanzaba arengas sobre el gobierno militar y, a la vez, amenazaba al personal sobre la prohibición de realizar reuniones políticas o proselitismo político. Normalmente la reacción del personal era de un silencio sepulcral. Sólo los más adictos a ese régimen hacían preguntas o sencillamente apoyaban el discurso y la amenaza. En algunas de las reuniones en el Liceo Maipú conversaba con profesores, amigos de infancia que aún permanecen en ese tradicional establecimiento. También en ese colegio recibió el entusiasta apoyo del conocido profesor Milton Peña, ya fallecido y muy conocido en aquella época por su adhesión al régimen.
EDUCADORES ?
Latorre, el 23 de agosto, llegó a detener a dos alumnos de curso superior. Llegó con una misión. Llevaba nombres y apellidos de los que iba a detener. Uno de ellos: JOSE FLORES ARAYA, 19 años, alumno del 4to año “A”, domiciliado en el Pasaje Chillán 1175 de la Población Williams O”Neil; el otro alumno no quedó registrado porque sencillamente se arrancó del colegio. El Inspector General los fue a buscar. Un funcionario que había presenciado la escena previa, al ver llegar a los dos alumnos les rogó que se fueran porque los iban a detener. José Flores no quiso huir y prefirió enfrentar al Teniente Latorre. Éste lo detuvo y el Inspector General y el Director anotaron en la hoja de vida que el citado alumno del 4to año “A” era retirado del colegio por el Teniente Latorre para ser “interrogado”.
A partir de ese momento se perdió la huella del estudiante maipucino. Sucesivos recursos de amparo fueron rechazados, más el posterior proceso arrojó datos. Se pudo establecer la permanencia del estudiante en las dependencias de la Escuela de Suboficiales, en aquella época ubicada en la calle Blanco, aunque no pudo encontrarse registro de su ingreso. En dicho recinto fue recibido por el entonces teniente Hernán Ramírez Hald, que lo interrogó. Posteriormente pasó a la tenebrosa Villa Grimaldi y de ahí fue derivado al campo de detención de Tres Álamos. En ese momento se pierde su rastro por completo.
INFORMANTE O INFORMANTES
Su familia, conocida en Maipú por un imponente taxi que el padre estacionaba en la Plaza, hizo todas las gestiones posibles, solicitando ayuda a todo el mundo. No todos cooperaron. El proceso fue archivado. Toda la familia optó por emigrar de Chile, radicándose en Canadá como una forma de sanar su tragedia.
Siempre quedó la duda de por qué José Flores y su compañero fueron detenidos en clases. Y por qué se detuvo después a un profesor y a una ex – alumna de ese colegio. Siempre se dijo en Maipú que había sido denunciado por vecinos. Pero la verdad era otra, ya que desde el interior del colegio surgió la denuncia anónima y cobarde. A un oscuro funcionario recién llegado del MINEDUC, de apellido Seguer, se le atribuye la denuncia anónima que terminó con la desaparición del joven Flores. Situación que demostraría la existencia de una red de informantes o soplones al servicio del poder de turno en el interior de este colegio y en todos los colegios que estaban bajo el “mando” de este “jefe del servicio educacional de la comuna”.
El mismo establecimiento educacional que vivió esta historia en 1974, paradójicamente bajo la administración de la Sofofa, se vería conmovido anos más tarde, pues al cargo de Director llegó el militar retirado Rudolf Wenderoth, que trajo consigo en el cargo de secretaria a una mujer llamada Luz Arce. Los alumnos y el personal reclamaron y se movilizaron pues el referido militar estaba acusado de ser torturador, siendo posteriormente condenado por la justicia. Luz Arce, a su vez, había sido una activa militante socialista que, capturada y torturada por los organismos de la dictadura militar acabaría cooperando con su verdugo, llegando a ser amante de Wenderoth. Posteriormente Luz arce se “redimiría”, entregando su testimonio a la comisión Verdad y Reconciliación. Finalmente ambos fueron exonerados de la escuela Industrial Cuatro Álamos. Eran los tiempos de la llegada de la democracia con Patricio Aylwin y pronto se daría vuelta la página, por lo demás nada nuevo en la historia educacional chilena y maipucina.
“TODOS SOMOS JOSÉ FLORES”
En mayo de 2001, un grupo de jóvenes en Maipú marchó hacia el Instituto O”Higgins. Con carteles y consignas, ante la sorpresa del alumnado y personal del establecimiento se enteraron que el Director del colegio estuvo involucrado en la desaparición forzada de un joven estudiante maipucino. Se trataba de una “funa” más, movimiento inconfundible en su actitud y sus cánticos. “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a funar”, gritaban
Pese a todo el tiempo transcurrido, la sombra del estudiante del 4to. Año “A” de la Escuela Industrial fiscal Cuatro Álamos, volvía sobre el flamante Director del Instituto O´Higgins, coronel en retiro Haroldo Latorre. Desde ese día Latorre cambió, contrató un numeroso cuerpo de guardias y finalmente optó por retirarse de la sociedad educacional dejando todo en manos de su hermano, sin antes tener conflictos económicos con su cercano familiar.
Por su parte, Hernán Ramírez Hald, el teniente que “recibió” y maltrató a José Flores, alcanzó el generalato y tiene el raro privilegio de ser el primer general procesado y condenado por el Juez Sergio Muñoz, por otros delitos cometidos, entre ellos el asesinato de Tucapel Jiménez.
El recuerdo y el rostro del estudiante maipucino José Flores Araya seguramente acompañan y acompañarán la conciencia de Latorre y Ramírez Hald al modo de “Crimen y Castigo”; pero también seguirán latiendo de modo inquietante entre aquellos muchos que se omitieron o cooperaron, aquí y allá, para que estos actos ocurrieran en nuestra comuna.